domingo, 7 de abril de 2013

Las Varices, No Solo Un Problema Estético.



Los medicamentos dirigidos a mejorar la circulación sanguínea,  o concrétamente  las varices, no son suficientes para acabar con  este problema. Por ello han de acometerse  una serie de actuaciones relacionadas  principalmente con una alimentación sana y el ejercicio físico, sin olvidar el uso de medias compresivas.
Ya solo nuestro ritmo de vida actual provoca hipertensión, además, son muchos los comportamientos inadecuados para la circulación que realizamos a diario. El abuso de la comida rápida, el alcohol, los anticonceptivos, el sedentarismo, el estrés son hechos muy generalizados hoy día que suponen un factor de riesgo para el desarrollo de alguna enfermedad circulatoria a lo largo de nuestra vida.
Estadísticamente, entre el   10% y 15% de la población mundial tiene algún tipo de dolencia de tipo circulatorio. El porcentaje aumenta hasta el 20% en países como estados unidos (un poco menor en la zona europea), donde se acentúan los malos hábitos que el estilo de vida moderno, como decíamos,  ocasiona .
Aunque es cierto que la mayor parte de los afectados no han de temer por su vida, estas deficiencias vasculares sí que son bastante molestas y pueden degenerar a problemas derivados mucho más serios y graves, como el infarto o el ictus cerebral, amén de cualquiera otra también posible.
Quizás el problema circulatorio  más reconocido por todos sea el de las Varices.
Quién las padece sabe por supuesto  que se trata de un mal  no solo estético, si no que se hace acompañar a simple vista por hinchazón, de edema, de prurito y por una constante sensación de cansancio, dolor y pesadez;  amén  de la más que posible aparición de molestos calambres en la región gemelar de las piernas.
Las varices son atrofias o  dilataciones venosas que se caracterizan por la imposibilidad de efectuar un retorno óptimo de la sangre de regreso al corazón.
Se caracterizan por la alteración de las válvulas venosas. Éstas son parte de los elementos estructurales de la propia vena. Están  dispuestas en forma de uve invertida en el interior del tubo venoso y su misión es la de favorecer, mediante contracciones, el flujo del torrente sanguíneo hacía el  musculo cardíaco  y a su vez, impedir el reflujo en dirección contraria. Las varices aparecen cuando las válvulas dejan de comportarse adecuadamente y la sangre comienza a estancarse provocando la atrofia  de las paredes venosas.
De no tomar medidas en contra, el sistema venoso de superficie se dilata progresivamente, en progreso variable de un  individuo a otro según factores de riesgo como la obesidad, el sedentarismo o el  tipo de dieta entre otras.
Las varices entonces se vuelven fácilmente notables pues comienzan a aparecer los síntomas molestos.
El más evidente es el dolor, en distintas localizaciones pero especialmente en la zona de los gemelos; puede variar desde una sensación de distensión hasta un dolor urgente.
Otro síntoma es el de la sensación de cansancio, sobre todo tras prolongados periodos en pie, y más, en regiones u estaciones calurosas, sobre todo por la tarde. Se contrarresta caminando o descasando, por cierto tiempo, las extremidades en posición elevada.


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